Para asegurarnos el óptimo desarrollo de
las plantas, lo primero, antes de comenzar a sembrar, es revisar las
condiciones del suelo. Este debe tener terrones que permitan el paso del
aire, formando lo que se conoce como macroporos, esto facilita a las
raíces dentro del suelo recibir oxígeno.
“Uno de los errores más comunes es
comenzar a plantar en un terreno contaminado con herbicidas de cultivos
anteriores”, asegura el ingeniero agrónomo y experto en economía
agrícola, Fernando Torres. Tampoco debe estar contaminado con metales
pesados como plomo, mercurio, níquel, ni con sustancias radioactivas.
Para preparar un terreno para una siembra tenemos que seguir estos pasos fundamentales y estos son:
- Arrancar las malas hierbas
La preparación del suelo, cualquiera que
sea el cultivo, comienza por la limpieza. Es necesario quitar las malas
hierbas. Esta operación se puede hacer con la azada, pero es más
eficiente si sacamos la maleza con la mano, el tiempo que se invierte es
casi el mismo en ambos casos.
El segundo método es más eficiente
puesto que eliminará las raíces y será más difícil que vuelvan a
proliferar. Se debe comenzar por regar el suelo abundantemente y, al día
siguiente, con el suelo húmedo, arrancar las malas hierbas con la mano.
- Airear y mullir
Dele a la tierra un poco de aire. Los
cultivos sólo pueden desarrollarse bien en un ambiente de buena
aireación, donde la concentración de anhídrido carbónico alrededor de
sus raíces es baja y la del oxígeno es alta.
Conviene remover la tierra entre 20 y 25
cm. de profundidad añadiendo previamente estiércol, compost, o
cualquier otro fertilizante. Para el estiércol serán suficientes de 3 a 5
litros por cada metro cuadrado; es decir, entre tres y cuatro
carretillas por parcela de 50 metros cuadrados. Para el resto de abonos
lo mejor es seguir las instrucciones del fabricante.
- Allanar
Consiste en dejar la tierra llana para
la siembra y uno de los aspectos relevantes es eliminar los
conglomerados de tierra compactada. Para deshacerlos hay que mojarlos
abundantemente y dejarlos con humedad hasta el día siguiente, momento en
que se desharán con facilidad pasando el reverso del rastrillo. Si hay
que golpear, mejor hacerlo con la parte posterior de la azada.
La zona de cultivo debe quedar llana y la tierra con una textura suave y con el granulado de la tierra fino.
- Abonado del terreno
La fertilización de la tierra es
esencial y consiste en incorporar materia orgánica suficiente para la
nutrición de las plantas, aunque también se pueden utilizar
fertilizantes químicos comerciales.
En el caso del estiércol, su asimilación
por la planta no se iniciará hasta trascurridos de 14 a 18 meses desde
su utilización. Mientras que los abonos minerales son de acción rápida y
proporcionan a la planta los nutrientes para su completo desarrollo.
Podemos ingresar al siguiente video para más información.
Ahora que estamos en cuarentena podemos hacer una huerta:
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